PULENTA VOLVER
El nuevo capítulo de Pulenta Estate, de la mano de su cuarta generación, redefine un clásico con una apuesta audaz en sabor e imagen.
El mundo del vino es un universo de historias, y algunas de las más cautivadoras son las que se entrelazan con la pasión familiar. En el corazón de Mendoza, la bodega Pulenta Estate abre un nuevo capítulo con el lanzamiento de La Flor Chardonnay, un vino que no es solo una etiqueta, sino la expresión viva de una tradición centenaria impulsada por la visión audaz de su cuarta generación.
Edu, Diego y Nina Pulenta, junto al equipo más joven de enólogos de la bodega, son los artífices de esta renovación. Con "La Flor" en sus manos, buscaron contar su propia narrativa, imprimiendo una huella fresca en un legado que supera los cien años. Nina Pulenta, la Brand Ambassador para Europa y Asia, lo resume con claridad: "Cada vino de esta línea es una pieza de nuestra historia, una mirada propia dentro de un legado de más de 100 años. Y dentro de esa evolución, diseñar un Chardonnay para La Flor era un paso natural".
El Chardonnay es, sin dudas, un ícono global, un varietal que ha conquistado paladares y fronteras. Pero para la familia Pulenta, este vino blanco va mucho más allá de su prestigio. Es un ancla en la memoria, un eco de las interminables conversaciones alrededor de la mesa familiar, con el entrañable Don Antonio, el abuelo, que jamás permitía que faltara un buen blanco en su copa. Es esa evocación, esa conexión con el pasado, lo que impulsa esta nueva expresión.
Hace ya tres años, La Flor sorprendió al mercado con un cambio de imagen radical, un rebranding que marcó un antes y un después en la industria. El nuevo Chardonnay de La Flor mantiene esa estética innovadora, presentado en una botella de un sutil tono verde, elegida no solo por su belleza sino también por su carácter ecológico. Nina Pulenta no oculta el entusiasmo por el éxito de esta apuesta: "La verdad es que el cambio de La Flor ha sido una revolución. Nos lo elogian muchísimo, tanto la etiqueta como la manera que estamos comunicando la marca en redes sociales y en presentaciones - no es algo que se hacía en el mundo del vino. Estamos muy contentos con mis primos porque no es fácil animarse y ha sido un éxito".
Esta audacia en la imagen se complementa, por supuesto, con la calidad innegociable del producto, siempre el punto de partida para la bodega. La Flor Chardonnay es la esencia misma de esta cuarta generación: una combinación perfecta de historia, tradición y el inmenso deseo de compartir un vino que, sin duda, dejará su propia marca en el vasto universo enológico.
Comparte tu opinión | Dejanos un comentario
Se deja expresamente aclarado que los comentarios realizados en los espacios de participación del Sitio son de exclusiva responsabilidad de sus autores, pudiendo estos ser pasibles de sanciones legales.