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Glamping o acampar sin renunciar al confort: crece la tendencia en Argentina

Se impone como alternativa eco-friendly, sin resignar el confort, para vivir desde adentro los paisajes vírgenes.

En nuestro país, despuntan tímidamente en enclaves selectos, pero claros y consistentes en su propuesta: camuflarse en un entorno natural e intocado, junto a un lago, una montaña o en el medio de la selva. Si bien por fuera no dicen mucho -la idea es que pasen desapercibidos, con un mínimo de impacto ambiental-, estas estructuras geodésicas diseñadas con materiales resistentes al viento, impermeables y conectadas a través de pasarelas suspendidas, sorprenden puertas adentro con comodidades insospechadas, como camas king size, baños con ducha, mesa de luz, salamandra, detalles de decoración y ventanas transparentes a los costados y en el techo para mirar alrededor. Con servicios como desayuno buffet, comidas preparadas por un chef y excursiones guiadas por parajes inaccesibles, no tienen nada que envidiarle a un hotel de lujo.

Los domos se inscriben dentro del concepto glamping - mucho más desarrollado en Chile-, una manera de acampar con glamour, que se traduce en precios bastante más elevados que los de un camping convencional. A no confundirse con su estética agreste y su rusticidad: no son baratos.

En Chubut


Huemules y Ecodomos Lago Verde


En el Parque Nacional Los Alerces, el emprendimiento Ecodomos Lago Verde de Frontera Sur plantó bandera con sus domos-dormitorio a pocos metros del lago. Hay dos domos grandes y cinco chicos, con capacidad para cuatro y dos personas. La estadía incluye acceso al predio, sanitario y duchas del Camping Lago Verde y servicio de limpieza, ropa blanca. A su vez, cada parcela tiene fogón con parrilla, mesada, mobiliario y luz entre las 20 y las 24 horas. Dentro de las unidades, acondicionadas con camas dobles o simples, se utiliza un farol de noche; lo que nos permite imaginar una vida sin energía eléctrica.

A sólo unos kilómetros de Esquel, es posible estar en medio de la nada a puro confort y dormir al calor de la salamandra bajo un cielo estrellado. La estancia Huemules está ubicada en una reserva privada, en la precordillera, a 23 km del centro de Esquel y a 42 km de su aeropuerto. El camino es de ripio, accesible para cualquier tipo de vehículo en verano.

Los cañadones, valles y praderas que componen Huemules fueron históricamente territorios de las veranadas para la hacienda, por su abundante cantidad de pastos y agua. En estas hectáreas, aplicadas a la producción ganadera y al pastoreo, también se explotó la minería. Fue en 2016 cuando la familia Hidalgo decidió utilizar el campo para desarrollar otro tipo de emprendimiento y comenzó a fantasear con la idea del glamping, la primera experiencia en Argentina. Con ese objetivo, Juan Hidalgo y su mujer, Malu Arborio, empezaron a recorrer el mundo para conocer distintas propuestas; Canadá, Suiza, Islandia y Chile fueron algunos de los países en los que recolectaron vivencias que ayudaron a armar el proyecto, y luego abandonaron su vida porteña para instalarse en Esquel.

A través de la lona transparente se filtra el sol, que entibia el ambiente del domo Living a la hora del desayuno en el que se sirven mesa con medialunas, panes y mermeladas de elaboración casera acompañan infusiones calientes y jugos de estación recién exprimidos. desde el interior, al fondo, se ven picos montañosos algo nevados. Los diez domos geodésicos para huéspedes son estructuras tipo iglú lo suficientemente fuertes para soportar los rigores del clima, pero gráciles y con poco impacto sobre el medio ambiente. Los domos, ubicados sobre un deck de madera que funciona como nivelador, se climatizan con aire acondicionado en verano y salamandra en invierno; tienen piso flotante ciento por ciento PVC y el esqueleto -de hierro- está revestido con lona aislante. Cada domo lleva un nombre femenino, en honor a las mujeres de la familia Hidalgo. Algunos, situados en el área montañosa, son los favoritos de quienes prefieren el silencio nocturno absoluto; otros están a la vera del arroyo, para dormir con el sonido del agua que corre. Funcionan entre noviembre y abril.

Todos tienen camas con sommier queen size y edredones de duvet. Opciones matrimonial, twin o triple. Además, baño en suite con amenities biodegradables. Los anfitriones recomiendan que los niños no duerman solos en un domo, sino que cada menor esté bajo el cuidado de un adulto.

En Santa Cruz


Adventure Domes


Adventure Domes fue uno de los pioneros locales con una ubicación privilegiada frente al glaciar Perito Moreno, entre el Lago Roca y el Brazo Rico, en El Calafate. Son ocho domos de 12 metros cuadrados distribuidos en un bosque nativo de lengas. Están construidos sobre decks de madera para aislarlos del suelo, con la premisa de no dejar ni un rastro. Vale decir que si algún día pretenden levantar campamento, se pueden mover de lugar como si allí no hubiera pasado nada. Los baños son compartidos (dos en total) con agua pura bombeada desde el Lago Argentino y almacenada en tanques. Para calentarla usan dos termotanques a leña. Y los desechos de los baños son enviados a un pozo aislado con diferentes tratamientos orgánicos de descomposición.

En Córdoba


Dos Aguas


Las sierras de Córdoba también dicen presente en la nueva tendencia. El complejo sustentable Dos Aguas, en Capilla del Monte, incluye una serie de domos como base de una experiencia slow que consta de actividades holísticas, clases de yoga, espacios para meditar y masajes terapéuticos. Se llama así porque se levanta entre las aguas del río Dolores y el lago el Cajón, en un monte poblado de espinillos y pencas. De buena estructura, sobre decks de madera y doble lona, incluyen sommier, muebles antiguos y baño privado.

En Buenos Aires


El Domo de la selva


Este domo es parte de un emprendimiento familiar que incluye también una casa llamada La Petaca.


Los anfitriones son Belén y Tomás, quienes después de años de vivir en España y viajar por el mundo, decidieron instalarse en Tigre y emprender en el Delta. Empezaron en 2017 y lo hicieron con mucha calma. Habilitaron la casa para alquiler y luego el primer domo que, por ahora, es el único y lo hicieron con la idea de lograr un hospedaje-observatorio de la naturaleza interviniéndola mínimamente. La estructura mide 4 metros de diámetro y 2,3 metros de altura, cuenta con cama doble y está conectado a una estructura de madera con mini concina y un baño con ducha caliente y techo de chapa de cristal desde el que se puede ver el movimiento de las hojas cuando sopla viento y los colores del cielo.

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