Así es el Nº 432 VOLVER

La coctelería perfecta existe y está en Barcelona

Qué le pides a una coctelería para que se convierta en tu refugio, tu premio y tu lugar de celebración? Sea lo que sea, Nº 432 lo tiene todo.

Tiene que producirse la conjunción perfecta de varios elementos vertebrados en torno a una narración. Nº 432 tiene claro lo que te quiere contar, y es una historia de lujo.


Ese lujo se respira nada más entrar: Nº 432 es sobrio, elegante y exhala distinción. El local se compone de una zona de 15 metros de barra con el punto justo entre intimidad y amplitud, donde caben catorce personas sentadas y una veintena de pie, con comodidad.

Cuentan con el que tal vez sea el lineal de bebidas tras la barra más bonita de Barcelona, donde las botellas de marcas seleccionadas tienen brillo propio. Ese es el punto neurálgico de un bar, donde sucede la acción y bartenders y clientes pueden construir esa relación casi mágica a base de conversación, mirada y servicio que tanta filosofía genera.

Se podrá racionalizar e intentar explicar de mil formas, pero el que se haya sentido cómodo y a gusto en una barra de bar sabe que tiene algo de indefinible. Y si lo que se desea es una zona donde poder estar cómodo con los amigos, el Nº 432 cuenta con una sala con cómodos sofás y mesas bajas que invitan a la conversación y la intimidad.

¿Las claves? Una iluminación muy cuidada de esas que cambian del todo la atmósfera por sí mismas, una selección musical pensada para cada momento -los más tranquilos y los más festivos- y un cuidado por el detalle más mínimo que se manifiesta incluso en la elección del olor del local, un aroma suave y nada intrusivo que te hace sentir de un golpe que estás en un lugar especial.

Un local tan llamativo genera ya de forma inconsciente altas expectativas en el visitante, que si no se satisfacen, pueden dar lugar a la decepción. No es el caso. En Nº 432 el producto está a la altura del envoltorio: se centran en la coctelería clásica, sin alharacas, respetando ingredientes y medidas, junto a un menú de autor en el que todo se vertebra en torno a ese concepto de lujo. Pero entendiéndolo como algo que no solo significa caro, sino también exclusivo.

Porque si solo fuese solo una cuestión de precio, la sensación lujosa sería mucho más sencilla de conseguir. Esa exclusividad está en las marcas con las que trabajan, muy escogidas - como el champagne Dom Pérignon y Ruinart, también disponible por copas- y en el valor del homemade.

Ninguno de los cócteles que sirven consta de una mera fusión de botellas, todos tienen algo hecho en la misma coctelería por ellos mismos, algo único. Puede ser la horchata del cóctel El Dorado o una espuma de mascarpone y maracuyá. Los ingredientes de cada cóctel también lucen en este sentido: desde el oro hasta especies preciosas como la vainilla, el azafrán o el cardamomo, que lucirán en el menú de 2020.

Además, en su reivindicación de la coctelería clásica, para el mismo menú no se olvidarán de detalles tan significativos como aromatizar cada elaboración, creando aromas propios que rociarán delante del cliente ayudando a construir esa experiencia multisensorial.

Además, 432 no hace referencia únicamente al nombre de la calle. Su propósito es crear todo un contenido, una manera de hacer las cosas que identifique el Nº 432.

Así, la carta se compondrá de 4 House cócteles, 3 Sour Cócteles y 2 Twist cócteles. Otro reto para el próximo menú será intentar mantener unas medidas de 4 cl de alcohol, 3 cl de parte sour, y 2 cl de parte dulce en cada elaboración.

Con cada bebida sirven agua -esos son los detalles que conquistan al cliente más exigente- y está previsto que dispongan de una carta de comida en breve. Y ojo, porque pese a utilizar primeras marcas e ingredientes selectos, el precio no es ninguna locura, unos 12 euros por cóctel. Exclusivo no quiere decir inaccesible.

Junto con el ambiente y el producto, hay un tercer pilar que conforma el Nº 432: el cliente. Todo es adaptable y abierto a sugerencias del visitante, especialmente si es aquel que se deja asesorar, abierto a probar algo diferente a lo que espera. Esto se consigue con un equipo seleccionado por personas con proyectos personales para los que el trabajo es también su pasión, capitaneados por Jordi Roig.

Con más de diez años de experiencia en el sector, ha elaborado un proyecto a largo plazo creando y montando un equipo con el que construir, juntos, lo que es y será el 432.

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