San Antonio, Texas VOLVER
El río San Antonio se desliza por el centro de la ciudad convirtiéndose en el eje de un heterogéneo enclave que amalgama expresiones artísticas, arquitectónicas y gastronómicas.
A priori, desde su nombre, San Antonio revela que no es una típica urbe estadounidense. No por eso escasean las banderas flameando en los sitios públicos; la prolijidad y la limpieza proliferan en sus calles; y las distancias y dimensiones de las comidas se miden en formato extra large.
Emplazada en el estado de Texas, San Antonio es la séptima ciudad más grande del país. Se presenta como un enclave moderno, con excelente calidad de vida, que ha sabido inteligentemente preservar las mejores facetas de su herencia europea y mexicana.
Los aires del Viejo Mundo se respiran en el Paseo del Río o River Walk, uno de los atractivos que mejor identifican al enclave y centro del entretenimiento y reunión. Millones de personas anualmente llegan al zigzagueante recorrido del río San Antonio que atraviesa impunemente el trazado citadino. Resulta extraña la copiosa vegetación y las pequeñas cascadas que flanquean al gran curso de agua a escasos metros de los rascacielos y las construcciones antiguas. La vera del San Antonio es una sucesión de restaurantes, bares, hoteles de primer nivel, galerías y locales comerciales donde es un verdadero desafío no tentarse con artículos de diseño, obras de arte y souvenirs.
Las caminatas al atardecer constituyen una cita clásica para dejar fluir el tiempo en las mesas de los bares al aire libre, con el eco del río como trasfondo; mientras que los habitantes de la tranquila metrópolis aprovechan este pulmón verde por las mañanas para hacer actividad física.
También es interesante dar una vuelta en los taxis acuáticos que realizan diversas paradas en su itinerario permitiendo explorar el paseo en su extensión. Además, algunas embarcaciones brindan exclusivos momentos gourmet, que acercan las delicias de la gastronomía local mientras se navega por el cristalino lecho.
Otro de los hitos de este sitio ubicado en el suroeste de Estados Unidos es el Álamo o misión de San Antonio de Valero, escenario en el que tuvo lugar la batalla independentista de los texanos de México. Quien guste de la historia encontrará en este sólido monumento de piedras, envuelto de un aura casi sagrada para los norteamericanos, las leyendas de personajes como David Crockett y William Travis.
El periplo por la ruta de los españoles en este estado incluye además a las misiones de Concepción, San José, San Juan y Espada.
Los influjos europeos también se perciben en el distrito de King William, creado a fines del siglo XIX por colonos alemanes. En la actualidad es la zona residencial más elegante, que alberga uno de los mejores espacios de pastelería de la ciudad, The Guenther House, recomendado para desayunos y meriendas mientras se contemplan la arquitectura y decoración Art Nouveau.
Por historia y proximidad, la vibrante cultura mexicana se filtra en la localidad texana. De hecho, es la influencia que la tiñe de colores, texturas y sabores.
En búsqueda de experiencias con acento charro se recomienda visitar El Mercado o The Market Square, el mercado mexicano más grande de Estados Unidos: gastronomía, música, compras y festivales se amalgaman en este reducto del destino.
En materia de sabores, las mejores expresiones son las tortillas con queso flameado y chiles en nogada, enchiladas y picantes tacos, siempre acompañados de tequila.
En un viaje con chicos, San Antonio ofrece el zoológico, reconocido como el tercero más importante de Estados Unidos; el Retama Park, localizado a 15 minutos del centro de la ciudad; y los parques temáticos SeaWorld y Six Flags, dotado de montañas rusas y juegos de agua.
El Children Museum, las figuras de cera de Louis Tussaud's y el Museo Ripley 's Believe it or not! complementan la propuesta para divertir a los más pequeños.
Pensando en verde
San Antonio comenzó a sonar en los oídos de los argentinos a partir de la brillante carrera que el basquetbolista Emanuel Ginóbili desplegó en los Spurs. Ver un partido de la NBA en el AT&T Center con la participación del bahiense
-al que los locales apodan Manú (con ú acentuada)- es un increíble show. Pero más allá de su exitoso equipo de básquet, San Antonio es un terreno de excelencia para los apasionados del golf, con una amplia gama de opciones que abarcan desde links localizados dentro de majestuosos resorts hasta greens públicos, como el Brackenridge Golf Course.
La ciudad está considerada como uno de los mejores destinos estadounidenses para esta práctica tanto por sus cuarenta campos rodeados de gran belleza natural como por su agraciado clima y soleados días que se extienden durante casi 300 días al año. Además, existe la posibilidad de realizar swings nocturnos, ya que hay campos de golf iluminados.
La ciudad depara sofisticadas canchas como la del Hyatt Regency Hill Country Resort & Spa, el resort Course at La Cantera y el Palmer Course at La Cantera. En tanto, en el área rural, en un entorno de colinas ondulantes se destacan espacios como el Tapatio Springs.
Alejado de la metrópolis con edificios, la activa vida laboral y los múltiples centros de convenciones, en el norte de San Antonio se erigen las colinas del Hill Country de Texas. La ondulante campiña surcada por manantiales da lugar a disfrutar de la naturaleza dando paseos en canoas y kayaks en el State Park Guadalupe River, pescar truchas en el río Guadalupe o incursionar en el turismo gastronómico en un marco de belleza silvestre. Esta última opción se concreta en Fredericksburg, una bucólica aldea rodeada por plantaciones de lavanda, donde se pueden visitar viñedos, degustar vinos, o recorrer granjas y mercados en busca de duraznos dulces.
Los circuitos de compras en los numerosos outlets con precios tentadores en marcas reconocidas internacionalmente y las cabalgatas y rodeos en Bandera, considerada la capital de los vaqueros, son otras alternativas de la multifacética localidad.
Si por estar en Texas, cree que no puede faltar en el viaje una sesión de música country, el Gruene Hall, que data de fines del siglo XIX, es la pista de baile más antigua del estado, con pisos de madera, puertas de estilo cowboy y botas auténticamente texanas que se mueven al ritmo de las pegadizas melodías folk.
Victoria Molina
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