Omán VOLVER

Esplendor del mundo árabe

Es uno de los destinos menos explorados de la península Arábiga, que sabe atrapar al viajero con dosis justas de tradición milenaria y una hospitalidad incomparable.

En el sudoeste asiático, no muy lejos de las pujantes y más conocidas Dubai y Abu Dabi, el Sultanato de Omán es una perfecta ventana para abordar la exótica cultura árabe en forma segura. 

En este territorio bañado por el mar Arábigo conviven armoniosamente arcaicas  tradiciones con los últimos adelantos tecnológicos. Quienes viajen a ese destino bastante inexplorado por el turismo masivo, descubrirán una geografía heterogénea que comprende costas, un vasto desierto en la llanura central y una cadena montañosa sobre el norte, ambas superficies aptas para travesías en vehículos todo terreno. En este sentido, una de las más fascinantes es la que tiene como meta a las dunas de Wahiba. 

La capital, Mascate, es una de las ciudades más antiguas de Medio Oriente, que inteligentemente ha sabido fusionar la modernidad con su legado centenario. Sin embargo, no es un enclave de rascacielos, como otras glamorosas capitales árabes, sino una urbe de líneas bajas que se desarrolla a lo largo de un litoral de cuarenta kilómetros. 

Dentro de las visitas obligadas se imponen los recorridos por el Palacio del Sultán, la imponente Mezquita del Sultán Qaboos, actual gobernante, y los fuertes Al Mirami y Al Jalali, ambos construidos por la ocupación portuguesa en el siglo XVI. El pasado se manifiesta en Muttrah, el barrio del puerto nuevo y del zoco, muy atractivo para perderse entre los numerosos puestos.     

Dentro de la región, generosa en yacimientos petrolíferos, los omaníes son reconocidos por su don de cálidos anfitriones. Y uno de los sitios que hace de la hospitalidad su verdadera esencia es Six Senses Hideaway Zighy Bay, en el norte de la península de Musandam. Si bien esta gobernación pertenece a Omán, se halla dividida del resto del estado por los Emiratos Árabes Unidos. De allí, que se pueda acceder al exclusivo resort tanto desde Mascate como del aeropuerto de Dubai, distante a 120 kilómetros. 

El establecimiento de la cadena Six Senses permite disfrutar de una extensa playa con aguas cristalinas, emprender navegaciones en barcos que atracan directamente en su marina privada o simplemente deleitarse con la escarpada cadena montañosa que lo circunda. 

El arribo al lugar puede convertirse en una experiencia de viaje en sí misma: con la compañía de un instructor, es posible sobrevolar el complejo en parapente para luego descender directamente en la costa. Si resulta demasiado osado, conviene optar por los convencionales transfers. 

A partir del momento de llegada, todo se transforma en una invitación al regocijo mediante un servicio de lujo y un equipo de mayordomos que cuidan cada detalle de ese refugio de arquitectura y mobiliario rústico, pero elegante, en perfecta sintonía con el entorno.  

La piscina central, con servicio de gastronomía, oficia como remanso a las calurosas jornadas, mientras que el refinado spa brinda tratamientos basados en terapias holísticas, alternando técnicas orientales y occidentales con productos naturales tendientes a equilibrar los sentidos.

A la hora de dormir, los chalets de amplias dimensiones -construidos con nobles materiales de la zona, como piedra y madera- gratifican con piscinas privadas, bodegas propias, duchas indoor y outdoor y equipamiento moderno.

Contacto natural

Más allá de que este Six Senses erigido sobre una colina sea un lugar difícil de abandonar, las interesantes excursiones ofrecidas ameritan la planificación de salidas. 

La estratégica ubicación del resort no sólo abre las puertas a la naturaleza omaní, sino también a la de los Emiratos Árabes, ambas factibles de conocer en circuitos en jeeps diseñados según las preferencias de los viajeros.

Como un balcón al estrecho de Ormuz, la península de Musandam depara 20 kilómetros de fiordos -de ahí su apodo de la Noruega de Medio Oriente- rodeados de montañas desérticas que se elevan sobre los dos mil metros de altura. 

Se puede navegar por las bahías del golfo de Omán en un itinerario corto, para contemplar la sobrecogedora puesta del sol, o en uno de cinco horas en el minicrucero dhow, embarcación típica de los países del Golfo, que incluye el descubrimiento de pequeños pueblos de pescadores y las prácticas de snorkel y kayakismo.

Enmarcados por el bello paisaje de Zighy Bay, los alrededores del Six Senses Hideaway también permiten realizar caminatas o footing en senderos señalizados, aventurarse en mountain bike, snorkel, water skiing o wake boarding. 

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