Toronto - Canadá VOLVER

Siguiendo las luces del norte

Dinámica, vivaz, dueña de paisajes naturales y urbanos de enorme belleza, pero sobre todo capaz de enamorar al viajero, la capital de Ontario es una ciudad para descubrir y adorar.

¿Cómo empezar una nota sobre Toronto? Quizás diciéndole al lector, oiga, mire que no se trata de una ciudad cualquiera, aquí en el Sur de Canadá hay más obras de teatro y espectáculos musicales que en cualquier lado, a excepción de nueva york; o ¿sabe? Toronto tiene 7 mil restaurantes, 125 museos, dos aeropuertos y alrededor de 100 festivales al año; y además la Unesco la eligió tres veces como la mejor ciudad del mundo para vivir. 

Quizás una descripción poética sobre el sol amaneciendo en el lago Ontario o la pintura escrita de la inmensidad vista desde los más de 500 metros de altura de la CN Tower.

Tampoco estaría mal arrancar por recordar una escena de alguna de las muchas películas filmadas aquí, desde La Sociedad de los Poetas Muertos a Chicago y X-Men,  para que el lector recupere la instantánea de un rincón torontiano. 

Pero en esta ocasión creo que no hay nada mejor que evitar esos intentos de objetivar a la ciudad para legitimar el interés en cifras, premios o cuestiones similares. Señor lector, a Toronto hay que visitarla porque es una de esas pocas ciudades en las que realmente dan ganas de quedarse a vivir, dicho esto por alguien que ha pisado varios aeropuertos. Caminar por sus calles, entrar en los bares, en los museos, perderse en un parque o navegar en un pequeño bote a vela por el Ontario; comprar frutas frescas en un mercado sacado de una postal; sentirse en la India, en Grecia, en Italia o en China con solo dar vuelta una esquina; sentirse parte de manera automática, como si la condición de turista no existiera (salvo en un shopping donde dan descuentos con presentar el pasaporte). Eso es Toronto. Un sitio subvalorado en la agenda turística de estas latitudes. En una lista de ciudades que todo viajero debiera visitar Toronto se pone a la altura de Londres, Nueva York, Roma, París, Río de Janeiro o Tokio. 

Y como en todas ellas, lo más difícil es abarcarla toda en un solo viaje. La sensación es la misma que se siente al leer la carta de un restaurante en el que todo es apetecible y tentador. Elegir un plato es dejar de saborear otros cientos.  Aquí ocurre lo mismo. Por eso, para disfrutar en serio la ciudad más que un menú conviene elegir un modo, un procedimiento, el que más nos gusta para tomarle el pulso a los destinos: perderse entre la gente, tomar el subte, caminar, subirse al colectivo y luego sí, eventualmente, plegarse a alguna actividad turística organizada. 

Una última aclaración antes de seguir adelante. Toronto es una ciudad en la primavera y el verano y otra muy distinta cuando llega el invierno. Habrá que leer esta nota pensando en los días más amables de meses como junio, julio y agosto. Para el invierno, Toronto se transforma y vive en el PATH, casi una ciudad completa de 28 kilómetros poblados de galerías, cafés, negocios, transportes y más, nacida para mantener el espíritu jovial de sus habitantes cuando el termómetro baja a -35°. Hasta en esto Toronto es un sitio especial, imperdible. 

Los 100 barrios torontianos

Toronto se puede conocer a través de sus barrios. Incluso existen guías turísticas prolijamente editadas para recorrerlos. No solo los que tienen rasgos culturales exóticos para esas latitudes como las Little Greece, India e Italy o las varias Chinatown. Hay barrios como Kensington Market que atraen por su vivacidad, como Camden o Portobello en Londres, como el Soho en New york o San Telmo en Buenos Aires. 

Para ubicarlo, las coordenadas correctas son la avenida Spadina y College Street,  a un paso de la Universidad de Toronto y pocas cuadras de la estación Queen's Park del Metro. 

Kensington Market es un caleidoscopio de casas victorianas y tiendas vintage multi temáticas. Las calles del barrio son angostas y los edificios más antiguos conviven con la arquitectura moderna. Hace casi un siglo las la mayoría de los judíos de la ciudad vivía en esta zona y para sobre vivir cada familia vendía lo que tuviera a mano en la puerta de su casa. Esa vivacidad comercial se mantiene hoy con otras formas: los negocios están abarrotados de artículos de todo el mundo y de todas las épocas; y también de gentes igualmente diversas. Mientras se discute el precio de una lámpara con una tendera japonesa se puede escuchar el acento de un argentino o de un colombiano que se cuela desde la vereda. En verano es cuando el barrio explota en colores y aromas provistos por frutas y especias que se suman a la ropa retro y los productos usados. La gran feria de garaje que es Kensington provee desde artesanías inuit hasta rezagos militares soviéticos. En la misma cuadra se puede encontrar ropa vintage entiendas como Flashback o Triple A Clothing, Un detalle importante es que los negocios no abren hasta las once de la mañana y cierran a las siete de la tarde. 

Pegado a Kensington, en dirección a la costa del lago, está uno de los cinco o seis barrios chinos de la ciudad (el recuento depende de la fuente que se consulte). Este es el más antiguo y se llama, obviamente, Chinatwon.  Por cierto, es un lugar tremendo para comer. Y como en todos los barrios similares en las grandes ciudades es imposible no comprar tés, especias, salsas y cualquier otra delicatesen con etiquetas inentendibles.

Desde Chinatown hay varias y buenas opciones para seguir andando. Hacia el Oeste aparece Little Italy; al Sur, la elegancia de Queen West. De hecho, este barrio es perfecto para salir por la noche. En el centro del Quuen West aparece el Drake hotel, un clásico de clásicos de la ciudad, sencillo cuando se lo ve desde fuera, su interior revela un hotel boutique de apenas 19 habitaciones y mucho estilo, decorado en clave retro. Todas las habitaciones tienen muebles vintage, sus empapelados fueron pintados a mano por artistas locales, los espacios comunes pueden exhibir desde asientos cubiertos de terciopelo rojo hasta cuadros con marcos rococó. En ese caótico eclecticismo los mejores fotógrafos, pintores y escultores canadienses exponen sus obras de manera aleatoria y así cada visita al Drake es diferente y única. Quizás por eso el Dining Room, el Raw Bar y la terraza se pueblan cada noche con gente que, trago en mano, busca otra gente con el mismo apetito por las cosas de moda. 

No, solo el Drake merece un rato de la noche. En otro sector de la ciudad, Cabbagetown, uno de los barrios más antiguos, poblado de casitas victorianas con delicados jardines, el Winchester Hotel alberga el Samovar Room. Como su nombre lo indica, es un bar temático ruso, pero no es el té la estrella, sino el vodka. No hay otro sitio donde uno pueda disfrutar de la calidad y variedad de vodkas que hay aquí. Tanto que para hacer una cata dirigida hay que pasar de largo la barra de caoba, entrar y salir de la cocina y llegar a una cámara frigorífica poblada de botellas con blancos elixires a punto de jarabe, listos para deslumbrar. 

Pero esto ocurre por las noches, volviendo a la luz del día, después de comprar exquisiteces en Chinatown, otra alternativa es rumbear al Este. Apenas un par de cuadras por Dundas Street, una de las más emblemáticas de la ciudad, alcanzan para llegar a la  Art Gallery of Ontario, dueña de una de las colecciones de arte inuit (esquimal)  más grandes del mundo, además de trabajos de artistas canadienses, una enorme colección de arte de  Henry Moore, piezas de maestros europeos, fotografías y todo en un ambiente que acaba de renovarse bajo la dirección de Frank Gehry, casualmente, nacido en Toronto. 

Al salir de allí, uno puede dejarse guiar por la enorme CN Tower, emblema de la ciudad y faro para lo que los canadienses llaman el Entertainment District, su Broadway poblado de teatros, salas de conciertos y hasta la sede del Festival de Cine de la ciudad el TIFF Bell Lightbox. Si se avanza aún más hacia el Sur, se llega al parque HTO, ubicado junto a Queen's Quay W.

El verde no es aquí para nada extraño. Toronto es también una ciudad amable que invita a pisar el césped. Sus más de 200 parques proponen  disfrutar de todos sus espacios, bucólicos, arbolados, salpicados por  pequeñas ardillas que corren aquí y allá aportando vida. Hay varias maneras de recorrer Toronto. Una de las mejores es alquilar una bicicleta, un medio de transporte que cuenta aquí con el respeto de los vehículos de mayor porte. Pedalear a lo largo de los 20 kilómetros que tiene el Paseo del Puerto es una buena oportunidad para conocer la "Ex", como llaman a la Muestra Nacional Canadiense, una feria multitemática que incluye desde artesanías hasta los últimos modelos de autos del mercado local. El predio de la feria también alberga al Museo Marino del Norte de Canadá  y el Hall of Fame del hockey sobre hielo, sin dudas el deporte más popular del país. 

En la zona del antiguo puerto hay al año más de 6000 eventos culturales y deportivos, por lo que, salvo en lo más crudo del invierno, siempre se podrá encontrar algo interesante en la agenda. Más allá de esto, los parques y jardines que forman parte de este espacio de 40 hectáreas son una invitación para seguir a pedaleando. Desde la costa se ven las islas de Toronto, en las que se desparraman desde áreas de acampe hasta canchas de tenis y que congregan a turistas y locales por igual.  Navegar entre las islas a bordo de una vapor de 1910 como el Trillium o en embarcaciones como el Challenge (de casi 30 metros de eslora) es otra opción para recorrer esta zona de la ciudad. Volviendo a los parques,  el más grande se llama High Park, y se puede llegar siguiendo la calle Queen en dirección al oeste. Dueño de un particular bosque de robles negros y de un árbol local, el sasafrás (que entre otras cosas da nombre a un excelente restaurante en 100 Cumberland Street, Yorkville), el parque alberga un lago, un mini-zoo, piscina, zona de juegos y restaurantes. 

La calle más larga

No, no es Rivadavia, si no Yonge y tiene casi 1900 kilómetros de largo, de modo que uno debiera llamarla una ruta. Pero fuera de esto, es Yonge Street La arteria fundamental de Toronto. La divide en Este y Oeste, como  la porteña Rivadavia lo hace con el Sur y el Norte. En el cruce con la calle Bloor, está el enclave llamado la  "Milla del Visón", donde tienen sus locales Tiffany, Chanel, D&G o Hermès, además de los diseñadores canadienses top como Jeremy Lang, Hoax Couture, Izzy Camilleri y Nadya Toto. Por otra parte, la misma zona es una suerte de muestra al aire libre porque músicos callejeros, vendedores y artistas pueblan las veredas con sus sonidos y productos. Esa sensación de estar en un Montmartre puritano se repite en el Distillery District. El nombre remite a la destilería británica Gooderham and Works que tras su cierre dejó un saldo de 44 edificios antiguos, fabriles, de ladrillos rojos y techos altísimos. La primera Guerra Mundial y la ley Seca aplicada en Estados Unidos en los inicios del siglo XX hicieron que esta mole de las espirituosas careciera de sentido. Luego, por un largo tiempo, toda el área se convirtió en escenografía para la industria del cine. Hasta que finalmente, las obras de restauración, sumadas al sofisticado buen gusto de los canadienses, dieron a luz a un distrito bohemio, plagado de galerías de arte, cafés irresistibles, restaurantes de moda y hasta una fábrica de chocolate artesanal que rebosa aromas y elegancia.  Se trata de Soma, ubicado en el 55 de Mill Street. Desde la molienda de los granos de cacao hasta la presentación del chocolate en formas y envases refinados, todo está a la vista. Esa idea de artesanía se repite en todos los ambientes que conforman el barrio. 

Aquí vale la pena detenerse para comer en sitios como The Boiler House, una gigantesca estructura de 7 metros de alto destinada a estibar las botellas de vino provenientes de todo el mundo que componen una carta extensa y sofisticada. El aire industrial del lugar alberga sin embargo elegantes espacios, cuartos privados y muebles artesanales que dan el marco para los shows de jazz de los sábados por la noche, o para el Jazz Brunch de los domingos. 

Otro de los restaurantes destacados en el área es The Pure Spirits Oyster House, quizás el mejor lugar para disfrutar frutos de mar y pescados en toda la ciudad. El salón correspondía a la sala de embarque de los barriles de whisky, y tiene una antigüedad de 130 años. Pero en verano, el Pure Spirits se extiende a sus patios amplios, de estilo europeo en los que se monta un bar de cervezas sencillamente perfecto.

Aunque si la opción es por dorada bebida, la elección debería recaer en Mill Street Brewery, la primera cervecería comercial de Toronto con más de un siglo de vida. Sábados, domingos y feriados se puede combinar una visita a la cervecería con un brunch en el que muchos de los platos se preparan con ales, dándole a la cocina del lugar una personalidad diferente. 

Y si la gastronomía tiene un lugar importante en el Distillery, el arte es omnipresente. Hay numerosas y variadas galerías que abarcan nuevas tendencias, arte nativo y clásicos en formatos completamente diversos. Junto a estos locales de alto nivel, hay una miríada de pequeños artesanos que trabajan desde los metales y las piedras preciosas hasta el cuero y la madera. Esa mezcla entre lo prolijo y lo bohemio, entre lo artesanal y lo profesional es un buen resumen de esta ciudad que logra enamorar a todo el que la conoce.

10 IMPERDIBLES

Además de pasear sin rumbo por la ciudad y sentir el pulso de la ciudad hay algunas actividades netamente turísticas y algunas visitas que uno debiera realizar. El Check list de Toronto tiene que incluir estas alternativas 

1. Torre CN

Con 553 metros, es el edificio más alto de Canadá. Su perfil es un ícono de la ciudad. Un menos de un minuto el ascensor vidriado permite alcanzar la cima de la torre, donde además de la terraza se ubica el restaurante giratorio "360 Restaurant". Ahora además se puede optar por disfrutar, si esa es la palabra, del Edge Walk, un paseo a pie por el exterior de la construcción, a 365 metros del piso y sostenido por arneses. 

2. Cataratas del Niágara

Otro clásico, las Cataratas del Niágara se ubican a una hora y media de auto de la ciudad.  Tan impresionantes como las del Iguazú, le suman a la belleza natural un sinfín de actividades para mantenerse  ocupado: parques temáticos, museos, casinos, pueblos históricos, las Cataratas "Horseshoe" y muchos festivales en distintas temporadas y eventos. 

3. Ontario Place

Al sur de High Park, el  Ontario place es un parque multipropósito. Emplazado en un complejo de tres islas ganadas al lago, el lugar se nutre de  fuentes, un anfiteatro al aire libre, botes a pedal, una marina, restaurantes  y complejo de entretenimiento con el primer teatro permanente IMAX del mundo, el Cinesphere.

4. Mercado St. Lawrence

Entre todos los mercados locales es sin dudas el más famoso y llamativo. Si bien abre todos los días, explota los sábados cuando los granjeros locales llevan sus frutas y verduras a la venta. También ese día se multiplican los artistas callejeros. El South Market está lleno de comida, arte, música y vida. El North Market está abierto solo los sábados y se especializa en productos agrícolas.

5. Royal Ontario Museum

Casi seis millones de objetos componen este museo de historia natural y cultural que siempre sorprendió por su riqueza, pero que ahora, además, llama la atención por sus renovadas instalaciones, como el Crystal de Michael Lee-Chin y las reformas hechas por Daniel Libeskind en el edificio.

6. McMichael Canadian Art Collection

Un poco alejado del centro, hacia el Noroeste de la ciudad, el McMichael Canadian Art Collection es una galería única, construida a base de piedra y troncos cortados a mano, dedicada al legado artístico de Canadá. Está emplazado en medio de un bosque como los que inspiraron a decenas de pintores canadienses y exhibe unas seis mil obras de arte. 

7. Four Seasons Centre for the Performing Arts

Una de las novedades culturales de Toronto, es la casa de la Compañía de Ópera Canadiense y la sede del Ballet Nacional de Canadá. Dispone de 2.000 localidades y es una maravilla de la acústica pensada para espectáculos de ópera. 

8. Roy Thomson Hall

Es el centro de conciertos más prestigioso de Canadá y hogar de la Orquesta Sinfónica de Toronto. De todos modos, la variedad de estilos musicales que se ejecutan en su escenario es amplia y variada. Una buena idea es chequear el calendario de espectáculos antes de viajar a la ciudad y reservar entradas con la tarjeta de crédito. 

9. Casa Loma

Como salida de una película (como X-Men, por ejemplo) Casa Loma es un castillo majestuosos, con 98 suites decoradas, torres, túneles de 800 metros, establos, un pasadizo secreto y dos hectáreas de bellísimos jardines. Todo se puede recorrer en los tours de dos horas que se ofrecen todos los días. 

10. Bata Shoe Museum

Nada menos que 10.000 zapatos en un edificio de cuatro plantas premiado por su diseño. Eso es el museo del calzado en donde se pueden recorrer más de 4500 años de historia que incluyen  desde sandalias egipcias a modernas plataformas

DATOS ÚTILES

Cómo llegar:

Air Canada opera la ruta Buenos Aires - Toronto cinco veces por semana con una escala en Santiago de Chile sin cambiar de avión. De noviembre a marzo de cada año opera los modernos Boeings 777-300 y el resto de los meses los Boeings 767-300. 

Sus dos cabinas, la Executive First y la Economy, ofrecen gran comodidad y confort en sus interiores renovados, con pantallas individuales con sistema táctil on demand y 600 horas de entretenimiento. Las Executive First Suites son cubículos individuales con asientos 100% reclinables, acceso al pasillo y amenidades de lujo. Los asientos de la Economy Class son muy confortables, y así como en las cabinas de Executive First Class, se puede disfrutar de un buen servicio a bordo acompañado de bebidas con o sin alcohol sin cargo. En ambas cabinas hay servicio de Duty Free Shop. 

La empresa ha sido galardonada como la mejor aerolínea norteamericana por su servicio a bordo, por su tripulación, y por su servicio de clase ejecutiva para vuelos internacionales, tanto por revistas de negocios como por la consultora internacional Skytrax. Además ha sido premiado su sitio web, y ha sido reconocida entre las cinco mejores y más atractivas compañías para trabajar según una encuesta de ICMA.

Air Canada cuenta con un Call Center en español las 24 horas, para todo tipo de consultas: 0800-444-2007.

Dónde dormir:

Fairmont Royal York Hotel

Imperdible: Este emblemático hotel abrió sus puertas el 11 de junio de 1929, y fue en su momento el edificio más alto de Toronto y de todo el Imperio Británico. Alojarse en el Fairmont es casi como sumergirse en una película de los años 50, pero con todas las comodidades de estos tiempos. Cuenta con 1.365 cuartos y suites. Fue locación de películas como Cinderella Man y Serendipity.

El detalle: En la terraza del hotel, legumbres, frutas y hortalizas, crecen en un vivero colgante a la sombra de CN Tower.

Shangri-La Hotel

Imperdible: Posee 202 cuartos, de los cuales 49 son suites.

El detalle: El spa es realmente de otro planeta, tiene modulos individuales, pero también exquisitos cubículos sólo para parejas.

Dónde comer:

Sassafraz

Imperdible: Es una casa victoriana ubicada en el corazón del coqueto distrito de Yorkville. La especialidad es la cocina canadiense con influencia francesa.

El detalle: La atención y la dulzura de las mozas, dan ganas de comer todos los días allí.

100 Cumberland Street - www.sassafraz.ca

El Almacén

Imperdible: un localcito montado por Silvio Rodriguez, un argentino que se especializa en ofrecer mates y empanadas. Un reducto bien criollo en el corazón de Toronto.

El detalle: las empanadas preparadas a mano por la esposa de Silvio, Estela Velazco, una mexicana que amasa y rellena como cualquier mujer de Salta o Jujuy.

1078 Queen St. West

Toca en el Ritz-Carlton

Imperdible: Es un viaje culinario a través de los barrios de Toronto con un enfoque de "volver a lo básico". Una celebración a la mezcla de etnias de todo el mundo. Es una experiencia, casual, pero refinada, con pequeños platos destinados a ser compartidos.

El detalle: El ambiente, ideal para festejar un aniversario, no hay mujer que se resista a una cálida cena en el Toca.

181 Wellington Street West - tocarestaurant.ca

Visa:

Un dato para tener en cuenta es que, para ingresar a Canadá, se necesita visa: por una única entrada-salida. Puede costar entre u$s 75 y u$s 100, dependiendo si se tramita en la Embajada de Canadá o en el Centro de Gestión de Visas (VAC), respectivamente.

Para tramitar la visa de Canadá: Consulado: www.canadainternational.gc.ca - Centro de Gestión de visas: www.csc-cvac.com/

Más información sobre Toronto: www.seetorontonow.com - www.torontotourismspanish.com

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