Myanmar ( ex- Birmania) VOLVER

Enigmática y disciplinada

Myanmar es uno de los países más exóticos de Asia. Combinando belleza paisajística, religión y una realidad política escalofriante invita a atestiguar las contradicciones de una nación aislada del resto del mundo, que encuentra en su propio seno un regocijo diferente.

"La felicidad se encuentra en una vida armoniosamente disciplinada", reza el lema nacional birmano, que parece respirarse en cada centímetro del templo budista Shwedagon, en Yangún, la antigua capital de este país al que la dictadura llama Myanmar (Burma) y que no es ni más ni menos que un extraordinario cruce de culturas entre China e India, Tailandia y Laos. 

Si lo que más impresiona a los occidentales a primera vista es la imponente estupa cubierta de oro de la gran pagoda de Shwedagon , para los budistas birmanos son las reliquias que contiene en su interior las que le otorgan el carácter sagrado e inigualable. El budismo Theravada es ampliamente mayoritario entre los cincuenta y cinco millones de habitantes del país: la "enseñanza de los antiguos", una de las escuelas que formó a esta religión en sus orígenes, también está presente en todo el sudeste asiático y en Sri Lanka. Monjes de todas las edades y jóvenes estudiantes -misteriosos, sosegados y risueñosrefuerzan la impresión de que la felicidad es algo tangible y no sólo una quimera en las tierras del antiguo Reino de Pagan. Es la misma impresión que escapad e los interminables campos de plantación de arroz de este país predominantemente agrícola, donde el arado y la hoz todavía se imponen al vértigo del mundo occidental de las ciudades y sus vestigios de la colonia británica. Una impresión engañosa en gran medida, si se piensa que Myanmar está gobernado por una de dictadura opresora. Esta terrible situación sacó a la luz la figura de Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz de 1991 y representante de la lucha por la libertad y la democracia.

Lo extraño es que nada de eso parece filtrarse al ojo del visitante que recorre asombrado un mundo de pagodas doradas, monasterios y budas gigantes ocultos en una geografía cambiante y delicada. Cerrado hasta hace poco a Occidente, discreto y acostumbrado a las desgracias -como el Tsunami padecido en el 2004-, Myanmar atrae hoy en día a cada vez más viajeros,desde regiones enigmáticas como el lago Inle, Mandalay o las ruinas de Bagan, lugares casi vírgenes en los que la armonía y la paz se siguen imponiendo. Un viaje fascinante En la capital, situada a orillas del río Yangún, las tupidas arboledas crean una atmósfera singular, característica por la cual se la conoce como una de las más encantadoras del continente, a pesar del deterioro que presenta su antigua arquitectura colonial, localizada en el centro. En este mismo emplazamiento, amplios boulevares cobran vida por las noches para ofrecer una vernácula experiencia gourmet, preparada en un sinfín de puestos que ofrecen todo tipo de comidas. Desplazarse por Yangún puede ser una gran aventura en los trishaws (taxis-bicicleta), llamados sai-kaa en trayectos cortos, aunque la mejor opción para viajes largos es tomar un taxi convencional o uno de los pequeños triciclos Mazda. La dorada pagoda (adoratorio) de Shwedagon, es uno de los atractivos más impactantes y domina la ciudad desde lo alto de una colina. El monumento actual fue edificado en el siglo XVIII y está rodeado por estatuas, templos, ermitas, imágenes y pabellones. Además, el tradicional hotel Strand, con su arquitectura colonial, la magnífica estatua de Buda reclinado en la pagoda Chaukhtatgyi, y los apacibles lagos Kandawgyi e Inya son otros de los mágicos lugares para visitar. Mandalay es la segunda ciudad en importancia -antigua capital antes de la conquista del país por los británicos- y ofrece otros puntos de interés.

Entre los más destacados se encuentra Shwenandaw Kyaung, el único edificio que queda de lo que fuera una vez un lujoso palacio rodeado por un foso; la colina de Mandalay con escaleras en espiral, templos y vistas panorámicas; también la antigua estatua de Rakhine Buda, en la pagoda de Mahamuni. Otra de las atracciones del lugar son los mercados con productos y objetos artesanales del Alto Myanmar. En las cercanías, cuatro ciudades que, en algún momento de la historia, fueron capitales del imperio: Amarapura, Sagaing, Ava y Mingún. Pagán, en tanto, es una sorprendente ciudad abandonada, repleta de otras fabulosas construcciones a orillas del Irawadi, que conforman una de las maravillas de Asia. Este emplazamiento fue saqueado por Kublai Khan en 1287, y nunca fue reconstruido. Su período de esplendor se extendió desde el siglo XI hasta el siglo XIII, y durante ese tiempo se erigió un gran número de magníficos edificios. Durante la dinastía mon, Bago era otra deslumbrante ciudad: un puerto marítimo de gran importancia y capital del Bajo Myanmar, fue destruida por los birmanos en 1757 para ser restaurada parcialmente a comienzos del siglo XIX. Allí se pueden visitar la pagoda Shwemawdaw, que domina la ciudad, la pagoda Hintha Gone, y la estatua Shwethalyaung, una enorme imagen de Buda reclinado de 55 m. de longitud. Aislada, oprimida y bella, la Unión de Myanmar invita a un viaje por la historia y la espiritualidad de su pueblo, tan contradictorias como cautivantes.

Augusto Plot - Alma Marinz

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